domingo, 19 de abril de 2009

Atentamente, una admiradora secreta

Luego quiénsabequé me da por stalkear gente. No sé si es un lazo de reconocimiento de mí misma en otra persona, o si es curiosidad pura llevada al extremo, o fisgoneo.
Bueno, descarto el fisgoneo porque no siempre me enamoro (enamorar en su definición que es quedarse prendado de algo y no precisamente de amar) de todas las personas que veo.
García me diría con la voz que se usa para los perros pequeños y que causan ternura, que soy generosa, que brindo tiempo (observación en este caso) a todos por igual porque tengo amabilidad de alma, no hay cosa más equivocada... bueno, la teoría de Wario sí estaría mucho más errónea porque él dice que yo amo a todo el mundo, y no, no es así.
No sé que veo de mí en los demás y abrazo tal como son.
Yo es que a esta señora no le podía quitar los ojos de encima. Se movía tan lento y comía tan despacio que le calculé más de cien años. Me impresionaba su manera de masticar, sus ojos que veían pero que no veían realmente (por eso me atreví a tomarle esta serie), sus manos eran como pinzas. Tenía algo de bebé, algo de monstruo, de cosa viviente, algo que no era una persona.
A mi, que vi morir a mi abuelo, que lo cuidé, que estuve durante su enfermedad, que le ponía los calcetines y lo cambiaba de cama nomás de levantarlo con un brazo de lo anciano que era, no me impresiona la vejez.
Lo que sentía por esta señora era otra cosa, era como si me tuviera que decir algo, como si ella y yo algo, ¿qué cosa? no sé.
Como no tenía idea, ni valor para acercarme y saludarla, ni para decirle "buenas tardes", mucho menos para pedirle permiso de llevarla al estudio y tomarle unas fotos, hice lo único que sé hacer: stalkear y tomar fotografías a escondidas. Un reflejo lizbethiano (slash) paparazzi (slash) periodista (slash) anaquel de anticuario (slash) admirador secreto (slash) alzheimer precavido.
Esta es Mrs. Viejita.