A tan temprana edad uno no sabe que las fotografías arrebatan de poquito en poquito, una estampita, un brillito, un pedacito de ala o antena, una sonrisa de rostros fugaces, un guiño, un bostezo.
Siento que alomejor no debí violar esa burbuja que todavía Rodrigo tenía a los cuatro días de nacido. Como que he pensado en arrepentirme, muy en contra de mis principios de no-regrets, porque Rodrigo es todavía tan pequeño y no se puede defender en contra de la magia que lo hace perpetuo, capturado por su nueva Tía Liz.
Rodrigo en vivo y en directo, su debut:
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